Sáfi! Au revoir, le Maroc.
Pues sí, ya he vuelto a Barcelona. Qué pocas cosas han cambiado en este tiempo: el Barça sigue siendo líder, el AVE aún no ha llegado y siguen dando El Cor de la Ciutat. De hecho creo q sólo yo he cambiado en cierto modo. No sé si a mejor o en qué sentido, pero al menos algo es diferente, además del hecho objetivo de que tengo un poco menos de dinero en la cuenta.
Tras ciento y algo días, llegó la hora de despedirse de Marruecos. En mi penúltimo día fui a casa del Noureddine, un companyero de francés que me invitó a comer cuscús con sus hermanos y amigos. Fuimos a su pueblo, Aït Melloul, en la rodalia de Agadir, al que se accede cogiendo los buses 21 y 11 y nos comimos un senyor cuscús, el último de la temporada para mí.
Tal y como me temía, la conversación de sobremesa sobre los típicos temas de fútbol, religión, sociolingüística y Oriente Medio estuvo interesante, lo que hizo que mis planes iniciales de ir al Souq-el-Had (al zoco) a media tarde se tuvieran que modificar sobre la marcha. Eso quería decir ir al zoco algo más tarde y comprar los souvenirs bajo presión, con el riesgo que implica en un contexto donde el precio no está fijo. Aun así, las compras fueron sorprendentemente bien y pude volver al barrio a tiempo para tomarme un último batido de aguacate.
Quisiera remarcar antes de cerrar este blog algunas de las delicias de la gastronomía marroquí que están ocultas a los extranjeros. Vale, casi todo el mundo conoce o incluso ha comido cuscús, tagine, brochetas o incluso pastilla. Se conoce que hay pastelitos de miel y almendras y dátiles hasta aburrir y que el té a la menta es a ellos lo que el café y/o la cerveza a nosotros. Pero sabed amigos que más allá de eso hay cremeries (bares de yogures y pastas), laiteries (bares de batidos), pastelerías, snacks (fast foods de brochetas y bocadillos) y puestos de pescado frito, opciones varias de comer bien y barato que no os contarán ni en la Lonely Planet. Si os gustan los lácteos (como a mí) disfrutaréis de la variedad de "danuns" (especialmente los cremosos, los de pistacho y vainilla), "leben", "raïb" y batidos de frutas diversas. Si os van las pastas, tenéis el "bini", el "msemmen", la tartaleta redonda rellena de pasta de almendra q no sé cómo se llama y un gran surtido de pastelería a precios de risa. Si lo vuestro son las sopas, tenéis la tradicional "harira" y la "bissara" (puré de habas), entre otras. Si sois del rollo fruta y verdura, aún mejor porque hay mucha calidad y a muy buen precio, especialmente en cunato a mandarinas y plátanos, tomates, patatas y todo eso. Y si no podéis vivir sin chocolatinas, tenéis barritas de mil clases, cutrecillas pero baratas.
Finalmente, al día siguiente, ya volviendo al relato de mis últimos instantes en Marruecos, hice las maletas, entregué las llaves del piso al dueño y cogí el autocar a Marrakech casi in extremis y con el culico apretao por si no iba a poder pillar bien la conexión con mi vuelo a BCN. Más que nada porque había estado medio lloviendo (sí, lluvia!!) y sabiendo aue la carretera Agadir-Marrakech no es ninguna maravilla, por si podía haber habido algún tipo de contratiempo aue hubiera retrasado la llegada a Marrakech. Pero nada, la cosa fue bien y llegué al aeropuerto Marrakech-Menara bien como para ir tranquilo.
Con la entrada en el aeropuerto acaba oficiosamente la estancia en Marruecos, ya que es una instalación donde el común de los marroquís no entra jamás. En Marruecos en un aeropuerto sólo hay guiris, algunos marroquís adinerados (que intentan disimular su marroquinidad) y empleados (que por supuesto están entrenados para inhibir su marroquinidad). Pero no fue hasta que subí al avión, éste despegó y abandonó el espacio aéreo marroquí que dejé ese país oficialmente.
Así termina mi primera experiencia de estudiante de intercambio, mi primera experiencia de vida independiente y semiindependiente y mi primera estancia en Marruecos. Valoración muy positiva de las tres experiencias, especialmente de la última de ellas. Ahora a ver qué nuevos desafíos y experiencias trae el tiempo a venir.
Muchas gracias a todos los que habéis ido leyendo este blog, poniendo comentarios, enviandome mensajes o simplemente pensando en mí en algún momento de este período y también a todos los amigos que he hecho en aquel país y a todas las personas que han contribuido a hacérmelo amar un poco más.